Hola tributos!
Lamento tanto mi ausencia de casi 3 o 4 meses. Tuve muchísimo que hacer y cuando por fin tuve un rato libre, no supe como continuar al capítulo. Pero aquí se los traigo, más largo de lo habitual. Personalmente no me ha dejado muy satisfecha, pero ahora que he salido de mi atasco espero volver a publicar como Dios manda. Sin más retraso, con ustedes el capítulo 12.
Los ojos del avox
Observo helada como el chico se mueve con sigilo para sentarse en mi cama. Ni siquiera pienso en gritar, demasiado tengo por el momento intentando comprender toda esta situación. ¿Quién es él?, ¿qué hace aquí? Aún aturdida, estiro los brazos y lo empujo fuera de la cama. El chico cae al suelo con un ruido sordo, pero no pasa mucho tiempo antes de que se levante y me mire sonriente. Comienza a mover sus labios, pero como de ellos no sale ningún sonido apenas si puedo imaginar lo que me está intentando decir.
"-Eh tú, ¿por qué me has empujado?, ¿tienes algún problema con los avox?, ah, ¿es eso?. Si tienes un problema conmigo ven y dímelo a la cara. ¿Te molesta que no tenga lengua?, para que sepas los avox también somos personas. Si quieres pelear conmigo, no hay más que pedírmelo, ¿eso quieres?, ¿eso quieres?, pues ven si te atreves maja-"
Estoy bastante segura de que es eso lo que quiere decirme, así que en un solo movimiento me pongo a su altura y le asesto un puñetazo en el rostro. Ahora si que está perplejo, lo veo en sus ojos. Nuevamente empieza a mover los labios en forma frenética, mientras su mirada va de mis manos a su rostro y de nuevo a mis manos. Me observa insistentemente, entre divertido e indignado. Y sus labios siguen moviéndose.
-Oh, por favor cállate-le digo mientras me froto los ojos, somnolienta- No te entiendo, no sé leer los labios.
Pero él si me entiende. Acabo de caer en ello, la comunicación entre nosotros es unidireccional, pero sigue siendo comunicación.
-Y de todos modos-prosigo-Ni siquiera sé quién eres. No te conozco; lo único que sé es que tú eres un avox y yo una tributo, una tributo que no debería estar hablándote en este momento.-El avox me mira, con sus grandes y dorados ojos muy abiertos.-No sé quién eres...yo...no te conozco-finalizo en un susurro apenas audible, como intentando convencerme a mí misma de que es cierto.
El chico me observa con cansancio. Luego se levanta y va directo hacia mi mesita de noche. Abre el cajón y se pone a revolver en él. Veo volar lo poco que guardo allí; allá va mi foto con mi familia, ahí le siguen mis calcetines, y el chico sigue rebuscando. Para cuando veo volar frente a mis ojos la espiga dorada que me han regalado en el Distrito, considero que es suficiente.
-¡Ya basta!-susurro, dándole a mis palabras toda la fuerza posible-¡Basta!
No se detiene. Me levanto para detenerle en el preciso momento en que él retrocede con algo en sus manos. Lo veo venir, pero no hay nada que pueda hacer para que pare. La colisión es inevitable. Estúpido avox.
Me empuja hacia atrás y me hace caer, para después aplastarme con todo su peso. En un acto del más puro y total resentimiento infantil, me aseguro de que me mire y le saco la lengua. Él solo sonríe con cansancio, mientras me muestra lo que lleva en sus manos.
Una libreta.
-Sí, sí, ya lo veo es una libreta-el avox mi mira como si fuese estúpida-¿Por qué me miras así?, eso es lo que es. Una libreta, una que por cierto me pertenece.
El chico se golpea la cabeza con la mano y abre la libreta, mostrándome sus hojas en blanco.
-¿Qué hay con las hojas?, son para escribir-el avox asiente con énfasis-Tú...quieres escribir.
El chico rueda los ojos.
-¿Eso quieres?, pues te jodes, yo quiero dormir y mírame, hablando con un avox que además de deslenguado es medio idiota. Las cosas no siempre son como queremos amigo.-dicho esto estiro el brazo hacia él e intentó quitarle la libreta. Intento fallido.
-De acuerdo-el chico me mira implorante-No me dejarás en paz a menos que te deje escribir ¿cierto?-él asiente-Bien, quédate aquí y espérame, volveré con un lápiz.
Lentamente y con un bostezo me pongo de pie y salgo de mi habitación, dejando atrás a un satisfecho y testarudo avox. Afuera de mi puerta todo está oscuro. Estiro los brazos intentando saber por donde voy. Cuidadosamente, avanzo todo lo silenciosa que puedo hasta el recibidor. Por todo el lugar, resuenan los ronquidos de Dimo, la ruidosa respiración de Magnus y el silbido que hace Aqua al dormir. Finalmente, consigo ubicar un armario, pero a abrirlo no encuentro nada más que libros y revistas capitolinas. Y nuevamente a caminar en puntillas en busca del estúpido lápiz para el estúpido avox. Apenas he avanzado un par de pasos, cuando algo se cruza en mi camino y caigo hacia delante. Pero en vez de aterrizar en el frío piso, aterrizo en una recostada, y ahora despierta, persona.
-¡Pero si es la chica del trigo!, ¿qué cuentas tributo?-
Narcissus.
-Ay Dios-me digo a mi misma pensando en como salir de esta.
-Ningún Dios, solo yo, tu amigo Narcissus-dice divertido.
-Cállate-replico-Deja de molestarme.
Él solo me observa sonriente.
-¿Yo te estoy molestando?-pregunta con sorna-Porque la que acaba de arrojarse encima mío en medio de la noche-me apunta con el dedo-eres tú. De hecho, a mí me parece que estás bastante cómoda con mi presencia, porque sigues encima de mi-dice con toda la calma del mundo.
Y por mucho que odie admitirlo, el sujeto tiene razón. De un salto estoy nuevamente de pie. Narcissus se sienta en el sofá sobre el que hace unos minutos atrás dormía y me observa curioso.
-Mucho mejor-comenta-Ahora que podemos hablar con calma, me encantaría que me explicases este pequeño...percance nocturno-hace una pausa-Es decir, no es la primera vez que una chica se me arroja encima en medio de la noche, estoy consciente de mi...irresistible atractivo, pero nunca creí que caerías tan pronto. ¿No soy un poco mayor para ti?-
-¿Irresistible atractivo?-pregunto alzando una ceja.
-Es mi bendición, así como mi maldición-afirma increíblemente serio.
-Ya...claro-digo sonriendo, cuando de pronto recuerdo porque estoy aquí-Por esas casualidades de la vida, ¿no tendrás un lápiz?-
Esto parece traerlo de vuelta a la realidad, porque apenas lo he dicho, cuando ya ha recuperado su sonrisa maliciosa.
-Quizá sí, quizá no. Depende de ti Vyolett-dice mirándome fijamente
Lo observo hastiada. Realmente no tengo tiempo para esto, desearía poder explicarle, que mientras él reflexiona sobre su inmensa belleza, un avox al que aparentemente conozco me espera en mi habitación. Pero sé que si se me ocurre mencionar al avox que me espera, Narcissus será el menor de mis problemas.
-¿Qué es lo que quieres?-pregunto.
-Una explicación-contesta resuelto-¿Qué haces dando vueltas en medio de la noche?
-Yo...estoy-titubeo buscando una explicación razonable-buscando un...lápiz.
Narcissus alza una ceja.
-Y lo buscabas para...-dice instándome a continuar.
"Para clavártelo en el cuello y ver como te ahogas en tu sangre, estúpido estilista"
-Lo buscaba para...dibujar-completo.
-Oh vaya-Narcissus se finje sorprendido-Pero si eres una artista.
-Aja-estoy comenzando a perder mi paciencia- Una fabulosa. Ahora compañero artista, ¿tienes un lápiz?-
El capitolino sonríe.
-Pero claro, ¿qué clase de estilista sería si no llevo conmigo un instrumento, para plasmar mi inspiración?-dice a la vez que saca un lápiz de debajo de uno de los cojines del sofá y me lo entrega.
-Gracias-mis palabras destilan veneno-Ahora, con tu permiso, he de irme-
-Pero por supuesto, ve a dibujar Vyolett, no querrás perder tu inspiración-
Le doy la espalda y me voy. Lástima que he de irme tan lentamente.
-Tienes que mostrarme tus dibujos, ¿vale?-susurra Narcissus a mi espalda.
-Y tú tienes que explicarme qué demonios haces en el sofá-le digo sin darme la vuelta, mientras me escabullo en el pasillo y abro la puerta de mi habitación.
Cierro la puerta tras de mi y cierro los ojos por un momento. Al abrirlos, me encuentro con los ojos dorados del avox observándome fijamente.
-Te traje el estúpido lápiz, ¿ves?-susurro irritada, entregándole el lápiz.
Apenas lo tiene en la mano, el avox se da la vuelta para coger la libreta, la abre y empieza a escribir frenético. Después de unos segundos me muestra el papel.
"Cabeza dura"
-Ya vale entiendo el mensaje, ¿algo más?-pregunto.
"Distrito 9, Saddie, ¿recuerdas?"
-Sí-
Escribe algo más y me lo muestra.
"En la escuela, maestro, sus hijos, un chico pequeño, ¿recuerdas su nombre?"
Frunzo el ceño intentando hacer memoria. En el Distrito, el padre de Saddie fue mi maestro cuando era pequeña. Tenía un hijo, un chico. Solíamos jugar juntos.
Asiento lentamente.
-Era...-titubeo por un segundo-Willem, Willem Rosar.
El avox sonríe y me alienta a continuar.
-Willem y Saddie Rosar, tú eres Willem, ¿no es así?-
Su mirada es toda la confirmación que necesito.
-Tú me conoces, tú eres del Distrito 9, ¿qué haces aquí?. Deberías estar en casa preguntándote que tanto duraremos Magnus y yo, no aquí-él solo se queda ahí mirándome.-¡Escribe!, vamos ¿qué esperas, ¡escribe!-
Enseguida coge el lápiz y comienza a escribir en la libreta, frenético.
"¿Eso es todo lo que tienes para un viejo amigo?, éramos amigos allá en casa. Me sorprende que hayas tardado tanto en reconocerme, éramos amigos. Fue una sorpresa ver quiénes eran los tributos de casa este año, una sorpresa y una lástima, y lo fue aún más que no me recordases. No tiene importancia lo que hice para estar aquí, al menos no en esta situación. Apenas si sé porqué vine aquí en primer lugar"
-Fue estúpido-le digo.
"Necesitabas saber que incluso en este infierno de plástico tienes un amigo"
-No son amigos lo que necesito para ganar los Juegos-contesto fría.
Veo como se inclina para escribir algo más, pero me adelanto y le quito el lápiz.
-Vete-susurro-Vete.
Y él se va. Lentamente se pone de pie y avanza hasta la puerta, antes de salir, se voltea y me observa con una sonrisa triste. Le doy la espalda a la vez que escucho como la puerta se cierra. Sola, al fin sola. Y bastante molesta. Por alguna razón, lo único que puedo sentir en estos momentos es enfado.
No necesito esto. No necesito viejos amigos de la infancia, apareciéndose de la nada con la lengua cortada. No necesito una preocupación más en mi larga y alarmante lista. No necesito amigos aquí. Necesito sacar a Magnus sano y salvo de todo esto. Necesito que, por una vez en mi vida, me dejen en paz.
*********************************************************************************
Como era de esperarse, paso una noche horrible. Mis pesadillas van desde el castigo del Distrito, hasta la muerte de Magnus una y otra vez. Lo peor es que una vez despierta, se hace evidente que la realidad tampoco es mucho mejor.
Me deperezo y voy a la ducha. Tras darme lo que debería haber sido un baño, pero que calza más con desesperada batalla muerte con la estúpida tecnología capitolina, me pongo mi uniforme de entrenamiento y me encamino al comedor.
-Vyolett-me recibe la apremiante voz de Math- Siéntate y traga tu desayuno, se te ha hecho tarde.
-Buen día a ti también-respondo entrando al comedor, donde el banquete de siempre me espera algo mermado.
En la mesa me esperan Gisselle y Narcissus.
-¿Dónde está Magnus?-pregunto extrañada.
-Acaba de bajar-contesta Narcissus alegremente-Por cierto sobre los dibujos...-
Entrecierro los ojos y le observo con todo el odio del que soy capaz.
-Ahora no-dice Math cortante-Vy, coge algo para comer y ve a entrenar con tu hermano. AHORA.-
-Algo de amabilidad no te mataría-digo por lo bajo tomando un panecillo de la mesa.
Gisselle me sonríe como disculpándose por los modos de Math.
-Vy-comienza la chica-Hoy trata de enseñar a Magnus algo de manejo de armas, ¿vale?-asiento-Y de paso, evalúen al resto de los tributos, sus habilidades y busquen posibles aliados.
-De acuerdo-
-Y mantente fuera de las peleas-agrega Math-Tuvimos una queja ayer por la noche.
-Vale, vale-digo masticando el panecillo y cogiendo otro- Por la noche os traemos el informe completo.
Dicho esto, me subo en el ascensor y me despido de todos con un gesto de cabeza.
"Vamos allá"
El ascensor comienza su descenso tortuosamente lento. No es que tenga prisas de comenzar el día, para nada, pero no quiero dejar a Magnus solo ni por un minuto con los otros tributos. Somos hermanos, y si para algo son los hermanos es para estar juntos en los momentos difíciles, y no se me ocurren muchas situaciones más difíciles que en la que ya estamos.
He de conversar con él acerca de las alianzas, por el momento la única en el horizonte es con los del 12, pero confío en conseguir algo mejor.
"Sin ofender 12"
Finalmente el ascensor se detiene y las puertas se abren al centro de entrenamiento.
Demonios, al parecer todos se han levantado temprano, porque apenas doy un paso adelante, todos se dan la vuelta para ver a la tributo que se ha quedado dormida. Claro que la atención no les dura mucho. Busco con la mirada a Magnus. Lo veo en el puesto de lanzas. Camino hacia él dispuesta a enseñarle lo que necesite, que en estos momentos es aprender a matar.
-Magnus-lo saludo cuando he llegado a su lado.
Él se da la vuelta sonriente.
-Eh Vy, mira esto-
Me enseña la lanza que sostiene, lleva su brazo atrás y suelta la lanza con impulso. Esta va a clavarse con sorprendente fuerza en la pierna del monigote que hay a unos metros. Por un breve instante me quedo sin palabras.
-¡Fantástico Magnus!-lo felicito-Debes mejorar la puntería, pero ha sido un gran lanzamiento. ¿Dónde lo has aprendido?-pregunto.
-No tiene mucha ciencia, es bastante parecido a cuando lanzábamos palos en el Distrito-explica.
-Supongo-digo.-Sigue entrenando y trata de darle en el pecho esta vez, yo estaré en el puesto de espadas.
-De acuerdo-asiente.
-Te veo en un hora en lanzamiento de cuchillos-
-Vale-dice dándose la vuelta para coger otra lanza.
Me dirijo hacia las espadas. Allí, un grupo de tributos hacen fila para enfrentarse con el monitor, mientras otros entrenan con los monigotes en el intertanto.
Una vez allí observo las espadas disponibles. Me decanto por una cimitarra ligera y fina y me encamino a los monigotes. No son precisamente un gran desafío, pero me paso un buen rato practicando ataques y posturas defensivas. Aprovechando la relativa calma, me dedico a echar vistazos furtivos a los profesionales.
Ahí esta el bruto del 1, moliendo un monigote con los puños; la bruja del 2 blandiendo una maza; la del 1 escalando; y los dos del 4 dejando al muñeco de práctica como un colador con sus cuchillos. El único que no puedo localizar es el...
-¿Qué tal, pequeña?-
Idiota del 2.
Me doy la vuelta.
-Piérdete imbécil-
-Alguien amaneció de malas-dice fingiéndose herido.
-Alguien no va a amanecer más si no se esfuma-replico molesta.
-Serena morena-contesta sonriente-solo vengo a entrenar.
-Ya claro. Más te vale que empieces estirado-
-Hoy has llegado tarde-dice ignorándome- Me pregunto porqué.
-Demasiadas pesadillas con tu horrendo rostro-contesto, mis palabras destilando veneno.
-¿Así que sueñas conmigo?-pregunta divertido.
Bufo molesta. Este idiota colma mi paciencia. Asesto un golpe final al cuello del monigote y me alejo hacia la fila para luchar con el monitor. El del 2 coge una espada y con un gesto despreocupado comienza a atacar al muñeco. Ruedo los ojos.
La fila avanza rápido y a los pocos minutos de observar como a lo lejos Magnus practica con la lanza me encuentro cara a cara con el monitor, sosteniendo una espada de práctica en la mano. Adopto una posición defensiva y aguanto los primeros golpes del monitor. Cuando su espada casi roza mi mejilla, me echo a un lado y le asesto un golpe en la cadera. El monitor hace una mueca,pero aprovechando que estoy desprotegida se dispone a golpearme en la espalda. Sé que no soy capaz de parar el golpe, así que rápidamente me doy la vuelta y me tiro al piso. El golpe con el suelo me deja sin aire, pero evita que el golpe del monitor me golpee de lleno en la espalda. Mientras el monitor se recupera lo golpeo en la pierna haciéndolo tropezar. Al caer, tiene tiempo de golpearme la mano. Adolorida, me pongo en pie y mientras el monitor intenta recuperar el aire lo ataco, una y otra vez, hasta que su defensa cede y en menos de un segundo mi espada está en su cuello.
Me seco el sudor de la frente y le tiendo la mano para ayudarle a ponerse en pie. Camino fuera de la plataforma de entrenamiento y entrego la espada de prácticas al siguiente en la fila. Respiro agitada mientras camino hacia donde se encuentra Magnus.
-Bien hecho enana-escucho que me dice alguien al pasar junto a él en la fila. No necesito voltearme para saber su identidad.
Llego junto a Magnus justo a tiempo para ver como una de sus lanzas da cerca de la zona del pecho, donde se supone está el corazón del monigote.
-Buen trabajo hermanito-le digo alegre.
Él sonríe orgulloso.
-No es el corazón, pero seguro que eso mata a cualquiera-responde.
Le sonrío de vuelta conforme con sus progresos.
-Anda, vamos con los cuchillos-
Mientras caminamos por el centro de entrenamiento conversamos un poco.
-Math me ha dicho que evaluemos a los otros tributos y busquemos posibles alianzas-comento
-Solo tenemos a los del 12-dice encogiéndose de hombros- El chico no es gran cosa, pero la chica es...
-Letal-
-Sí...¿qué hay del chico del 2?, te vi hablando con él en las espadas-sugiere Magnus.
-No creo que eso sea una buena idea-respondo.
-Como digas, olvídate de todo eso y enséñame de cuchillos-dice deteniéndose frente al puesto de entrenamiento.
-Vale-cojo un cuchillo de la canasta y lo sopeso.-Prueba con este, trata de darle a la cabeza.
Magnus agarra el cuchillo y lo lanza con fuerza. El cuchillo roza la mejilla del muñeco y va a clavarse en la pared.
-Vaya-dice mi hermano decepcionado.
-Descuida-lo tranquilizo-Mejorarás.
"Tienes que hacerlo"
Oigo como a mi lado otro cuchillo golpea en la pared.
Me volteo para enocntrarme cara a cara con una chica más o menos de mi edad. En su rostro hay una sonrisa triste, mientras que su mirada está fija en Magnus.
A su lado hay un niño delgaducho con un cuchillo en la mano y una mirada curiosa, muy parecido a ella. 12 años. Yo y Magnus, no somos los únicos en esta situación. No soy la única dispuesta a hacer lo que sea para llevar a un niño a casa.
Oh mierda.
Y bueno, ese ha sido el capítulo 12. Y ahora si todavía me queda alguien por ahí a quien le importe, lo lamento, lo siento por no haber publicado y por desaparecer sin aviso. Tengo que ponerme al día con los blogs que sigo y retomar la historia. Espero que les guste como van las cosas, y sino pues para eso están los comentarios. Así que eso, he echado de menos publicar y espero que alguien hay echado de menos a mi historia.
Por lo demás les cuento que en Chile ya estamos de vacaciones *party crazy party* por tres meses enteritos así que es cosa de que me ponga las pilas y vaya escribiendo. Saludos navideños a todos y suerte ya sea que están en vacaciones, exámenes o lo que sea que hagan con su tiempo.
No os olvidéis de comentar :D
*El niñato en cuestión (vale que no se parece mucho a la chica, pero usad vuestra imaginación)
* La chica en cuestión.
*El avox (no se parece mucho a mi imagen mental, pero decidme si se queda o no se queda)
"-Eh tú, ¿por qué me has empujado?, ¿tienes algún problema con los avox?, ah, ¿es eso?. Si tienes un problema conmigo ven y dímelo a la cara. ¿Te molesta que no tenga lengua?, para que sepas los avox también somos personas. Si quieres pelear conmigo, no hay más que pedírmelo, ¿eso quieres?, ¿eso quieres?, pues ven si te atreves maja-"
Estoy bastante segura de que es eso lo que quiere decirme, así que en un solo movimiento me pongo a su altura y le asesto un puñetazo en el rostro. Ahora si que está perplejo, lo veo en sus ojos. Nuevamente empieza a mover los labios en forma frenética, mientras su mirada va de mis manos a su rostro y de nuevo a mis manos. Me observa insistentemente, entre divertido e indignado. Y sus labios siguen moviéndose.
-Oh, por favor cállate-le digo mientras me froto los ojos, somnolienta- No te entiendo, no sé leer los labios.
Pero él si me entiende. Acabo de caer en ello, la comunicación entre nosotros es unidireccional, pero sigue siendo comunicación.
-Y de todos modos-prosigo-Ni siquiera sé quién eres. No te conozco; lo único que sé es que tú eres un avox y yo una tributo, una tributo que no debería estar hablándote en este momento.-El avox me mira, con sus grandes y dorados ojos muy abiertos.-No sé quién eres...yo...no te conozco-finalizo en un susurro apenas audible, como intentando convencerme a mí misma de que es cierto.
El chico me observa con cansancio. Luego se levanta y va directo hacia mi mesita de noche. Abre el cajón y se pone a revolver en él. Veo volar lo poco que guardo allí; allá va mi foto con mi familia, ahí le siguen mis calcetines, y el chico sigue rebuscando. Para cuando veo volar frente a mis ojos la espiga dorada que me han regalado en el Distrito, considero que es suficiente.
-¡Ya basta!-susurro, dándole a mis palabras toda la fuerza posible-¡Basta!
No se detiene. Me levanto para detenerle en el preciso momento en que él retrocede con algo en sus manos. Lo veo venir, pero no hay nada que pueda hacer para que pare. La colisión es inevitable. Estúpido avox.
Me empuja hacia atrás y me hace caer, para después aplastarme con todo su peso. En un acto del más puro y total resentimiento infantil, me aseguro de que me mire y le saco la lengua. Él solo sonríe con cansancio, mientras me muestra lo que lleva en sus manos.
Una libreta.
-Sí, sí, ya lo veo es una libreta-el avox mi mira como si fuese estúpida-¿Por qué me miras así?, eso es lo que es. Una libreta, una que por cierto me pertenece.
El chico se golpea la cabeza con la mano y abre la libreta, mostrándome sus hojas en blanco.
-¿Qué hay con las hojas?, son para escribir-el avox asiente con énfasis-Tú...quieres escribir.
El chico rueda los ojos.
-¿Eso quieres?, pues te jodes, yo quiero dormir y mírame, hablando con un avox que además de deslenguado es medio idiota. Las cosas no siempre son como queremos amigo.-dicho esto estiro el brazo hacia él e intentó quitarle la libreta. Intento fallido.
-De acuerdo-el chico me mira implorante-No me dejarás en paz a menos que te deje escribir ¿cierto?-él asiente-Bien, quédate aquí y espérame, volveré con un lápiz.
Lentamente y con un bostezo me pongo de pie y salgo de mi habitación, dejando atrás a un satisfecho y testarudo avox. Afuera de mi puerta todo está oscuro. Estiro los brazos intentando saber por donde voy. Cuidadosamente, avanzo todo lo silenciosa que puedo hasta el recibidor. Por todo el lugar, resuenan los ronquidos de Dimo, la ruidosa respiración de Magnus y el silbido que hace Aqua al dormir. Finalmente, consigo ubicar un armario, pero a abrirlo no encuentro nada más que libros y revistas capitolinas. Y nuevamente a caminar en puntillas en busca del estúpido lápiz para el estúpido avox. Apenas he avanzado un par de pasos, cuando algo se cruza en mi camino y caigo hacia delante. Pero en vez de aterrizar en el frío piso, aterrizo en una recostada, y ahora despierta, persona.
-¡Pero si es la chica del trigo!, ¿qué cuentas tributo?-
Narcissus.
-Ay Dios-me digo a mi misma pensando en como salir de esta.
-Ningún Dios, solo yo, tu amigo Narcissus-dice divertido.
-Cállate-replico-Deja de molestarme.
Él solo me observa sonriente.
-¿Yo te estoy molestando?-pregunta con sorna-Porque la que acaba de arrojarse encima mío en medio de la noche-me apunta con el dedo-eres tú. De hecho, a mí me parece que estás bastante cómoda con mi presencia, porque sigues encima de mi-dice con toda la calma del mundo.
Y por mucho que odie admitirlo, el sujeto tiene razón. De un salto estoy nuevamente de pie. Narcissus se sienta en el sofá sobre el que hace unos minutos atrás dormía y me observa curioso.
-Mucho mejor-comenta-Ahora que podemos hablar con calma, me encantaría que me explicases este pequeño...percance nocturno-hace una pausa-Es decir, no es la primera vez que una chica se me arroja encima en medio de la noche, estoy consciente de mi...irresistible atractivo, pero nunca creí que caerías tan pronto. ¿No soy un poco mayor para ti?-
-¿Irresistible atractivo?-pregunto alzando una ceja.
-Es mi bendición, así como mi maldición-afirma increíblemente serio.
-Ya...claro-digo sonriendo, cuando de pronto recuerdo porque estoy aquí-Por esas casualidades de la vida, ¿no tendrás un lápiz?-
Esto parece traerlo de vuelta a la realidad, porque apenas lo he dicho, cuando ya ha recuperado su sonrisa maliciosa.
-Quizá sí, quizá no. Depende de ti Vyolett-dice mirándome fijamente
Lo observo hastiada. Realmente no tengo tiempo para esto, desearía poder explicarle, que mientras él reflexiona sobre su inmensa belleza, un avox al que aparentemente conozco me espera en mi habitación. Pero sé que si se me ocurre mencionar al avox que me espera, Narcissus será el menor de mis problemas.
-¿Qué es lo que quieres?-pregunto.
-Una explicación-contesta resuelto-¿Qué haces dando vueltas en medio de la noche?
-Yo...estoy-titubeo buscando una explicación razonable-buscando un...lápiz.
Narcissus alza una ceja.
-Y lo buscabas para...-dice instándome a continuar.
"Para clavártelo en el cuello y ver como te ahogas en tu sangre, estúpido estilista"
-Lo buscaba para...dibujar-completo.
-Oh vaya-Narcissus se finje sorprendido-Pero si eres una artista.
-Aja-estoy comenzando a perder mi paciencia- Una fabulosa. Ahora compañero artista, ¿tienes un lápiz?-
El capitolino sonríe.
-Pero claro, ¿qué clase de estilista sería si no llevo conmigo un instrumento, para plasmar mi inspiración?-dice a la vez que saca un lápiz de debajo de uno de los cojines del sofá y me lo entrega.
-Gracias-mis palabras destilan veneno-Ahora, con tu permiso, he de irme-
-Pero por supuesto, ve a dibujar Vyolett, no querrás perder tu inspiración-
Le doy la espalda y me voy. Lástima que he de irme tan lentamente.
-Tienes que mostrarme tus dibujos, ¿vale?-susurra Narcissus a mi espalda.
-Y tú tienes que explicarme qué demonios haces en el sofá-le digo sin darme la vuelta, mientras me escabullo en el pasillo y abro la puerta de mi habitación.
Cierro la puerta tras de mi y cierro los ojos por un momento. Al abrirlos, me encuentro con los ojos dorados del avox observándome fijamente.
-Te traje el estúpido lápiz, ¿ves?-susurro irritada, entregándole el lápiz.
Apenas lo tiene en la mano, el avox se da la vuelta para coger la libreta, la abre y empieza a escribir frenético. Después de unos segundos me muestra el papel.
"Cabeza dura"
-Ya vale entiendo el mensaje, ¿algo más?-pregunto.
"Distrito 9, Saddie, ¿recuerdas?"
-Sí-
Escribe algo más y me lo muestra.
"En la escuela, maestro, sus hijos, un chico pequeño, ¿recuerdas su nombre?"
Frunzo el ceño intentando hacer memoria. En el Distrito, el padre de Saddie fue mi maestro cuando era pequeña. Tenía un hijo, un chico. Solíamos jugar juntos.
Asiento lentamente.
-Era...-titubeo por un segundo-Willem, Willem Rosar.
El avox sonríe y me alienta a continuar.
-Willem y Saddie Rosar, tú eres Willem, ¿no es así?-
Su mirada es toda la confirmación que necesito.
-Tú me conoces, tú eres del Distrito 9, ¿qué haces aquí?. Deberías estar en casa preguntándote que tanto duraremos Magnus y yo, no aquí-él solo se queda ahí mirándome.-¡Escribe!, vamos ¿qué esperas, ¡escribe!-
Enseguida coge el lápiz y comienza a escribir en la libreta, frenético.
"¿Eso es todo lo que tienes para un viejo amigo?, éramos amigos allá en casa. Me sorprende que hayas tardado tanto en reconocerme, éramos amigos. Fue una sorpresa ver quiénes eran los tributos de casa este año, una sorpresa y una lástima, y lo fue aún más que no me recordases. No tiene importancia lo que hice para estar aquí, al menos no en esta situación. Apenas si sé porqué vine aquí en primer lugar"
-Fue estúpido-le digo.
"Necesitabas saber que incluso en este infierno de plástico tienes un amigo"
-No son amigos lo que necesito para ganar los Juegos-contesto fría.
Veo como se inclina para escribir algo más, pero me adelanto y le quito el lápiz.
-Vete-susurro-Vete.
Y él se va. Lentamente se pone de pie y avanza hasta la puerta, antes de salir, se voltea y me observa con una sonrisa triste. Le doy la espalda a la vez que escucho como la puerta se cierra. Sola, al fin sola. Y bastante molesta. Por alguna razón, lo único que puedo sentir en estos momentos es enfado.
No necesito esto. No necesito viejos amigos de la infancia, apareciéndose de la nada con la lengua cortada. No necesito una preocupación más en mi larga y alarmante lista. No necesito amigos aquí. Necesito sacar a Magnus sano y salvo de todo esto. Necesito que, por una vez en mi vida, me dejen en paz.
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Como era de esperarse, paso una noche horrible. Mis pesadillas van desde el castigo del Distrito, hasta la muerte de Magnus una y otra vez. Lo peor es que una vez despierta, se hace evidente que la realidad tampoco es mucho mejor.
Me deperezo y voy a la ducha. Tras darme lo que debería haber sido un baño, pero que calza más con desesperada batalla muerte con la estúpida tecnología capitolina, me pongo mi uniforme de entrenamiento y me encamino al comedor.
-Vyolett-me recibe la apremiante voz de Math- Siéntate y traga tu desayuno, se te ha hecho tarde.
-Buen día a ti también-respondo entrando al comedor, donde el banquete de siempre me espera algo mermado.
En la mesa me esperan Gisselle y Narcissus.
-¿Dónde está Magnus?-pregunto extrañada.
-Acaba de bajar-contesta Narcissus alegremente-Por cierto sobre los dibujos...-
Entrecierro los ojos y le observo con todo el odio del que soy capaz.
-Ahora no-dice Math cortante-Vy, coge algo para comer y ve a entrenar con tu hermano. AHORA.-
-Algo de amabilidad no te mataría-digo por lo bajo tomando un panecillo de la mesa.
Gisselle me sonríe como disculpándose por los modos de Math.
-Vy-comienza la chica-Hoy trata de enseñar a Magnus algo de manejo de armas, ¿vale?-asiento-Y de paso, evalúen al resto de los tributos, sus habilidades y busquen posibles aliados.
-De acuerdo-
-Y mantente fuera de las peleas-agrega Math-Tuvimos una queja ayer por la noche.
-Vale, vale-digo masticando el panecillo y cogiendo otro- Por la noche os traemos el informe completo.
Dicho esto, me subo en el ascensor y me despido de todos con un gesto de cabeza.
"Vamos allá"
El ascensor comienza su descenso tortuosamente lento. No es que tenga prisas de comenzar el día, para nada, pero no quiero dejar a Magnus solo ni por un minuto con los otros tributos. Somos hermanos, y si para algo son los hermanos es para estar juntos en los momentos difíciles, y no se me ocurren muchas situaciones más difíciles que en la que ya estamos.
He de conversar con él acerca de las alianzas, por el momento la única en el horizonte es con los del 12, pero confío en conseguir algo mejor.
"Sin ofender 12"
Finalmente el ascensor se detiene y las puertas se abren al centro de entrenamiento.
Demonios, al parecer todos se han levantado temprano, porque apenas doy un paso adelante, todos se dan la vuelta para ver a la tributo que se ha quedado dormida. Claro que la atención no les dura mucho. Busco con la mirada a Magnus. Lo veo en el puesto de lanzas. Camino hacia él dispuesta a enseñarle lo que necesite, que en estos momentos es aprender a matar.
-Magnus-lo saludo cuando he llegado a su lado.
Él se da la vuelta sonriente.
-Eh Vy, mira esto-
Me enseña la lanza que sostiene, lleva su brazo atrás y suelta la lanza con impulso. Esta va a clavarse con sorprendente fuerza en la pierna del monigote que hay a unos metros. Por un breve instante me quedo sin palabras.
-¡Fantástico Magnus!-lo felicito-Debes mejorar la puntería, pero ha sido un gran lanzamiento. ¿Dónde lo has aprendido?-pregunto.
-No tiene mucha ciencia, es bastante parecido a cuando lanzábamos palos en el Distrito-explica.
-Supongo-digo.-Sigue entrenando y trata de darle en el pecho esta vez, yo estaré en el puesto de espadas.
-De acuerdo-asiente.
-Te veo en un hora en lanzamiento de cuchillos-
-Vale-dice dándose la vuelta para coger otra lanza.
Me dirijo hacia las espadas. Allí, un grupo de tributos hacen fila para enfrentarse con el monitor, mientras otros entrenan con los monigotes en el intertanto.
Una vez allí observo las espadas disponibles. Me decanto por una cimitarra ligera y fina y me encamino a los monigotes. No son precisamente un gran desafío, pero me paso un buen rato practicando ataques y posturas defensivas. Aprovechando la relativa calma, me dedico a echar vistazos furtivos a los profesionales.
Ahí esta el bruto del 1, moliendo un monigote con los puños; la bruja del 2 blandiendo una maza; la del 1 escalando; y los dos del 4 dejando al muñeco de práctica como un colador con sus cuchillos. El único que no puedo localizar es el...
-¿Qué tal, pequeña?-
Idiota del 2.
Me doy la vuelta.
-Piérdete imbécil-
-Alguien amaneció de malas-dice fingiéndose herido.
-Alguien no va a amanecer más si no se esfuma-replico molesta.
-Serena morena-contesta sonriente-solo vengo a entrenar.
-Ya claro. Más te vale que empieces estirado-
-Hoy has llegado tarde-dice ignorándome- Me pregunto porqué.
-Demasiadas pesadillas con tu horrendo rostro-contesto, mis palabras destilando veneno.
-¿Así que sueñas conmigo?-pregunta divertido.
Bufo molesta. Este idiota colma mi paciencia. Asesto un golpe final al cuello del monigote y me alejo hacia la fila para luchar con el monitor. El del 2 coge una espada y con un gesto despreocupado comienza a atacar al muñeco. Ruedo los ojos.
La fila avanza rápido y a los pocos minutos de observar como a lo lejos Magnus practica con la lanza me encuentro cara a cara con el monitor, sosteniendo una espada de práctica en la mano. Adopto una posición defensiva y aguanto los primeros golpes del monitor. Cuando su espada casi roza mi mejilla, me echo a un lado y le asesto un golpe en la cadera. El monitor hace una mueca,pero aprovechando que estoy desprotegida se dispone a golpearme en la espalda. Sé que no soy capaz de parar el golpe, así que rápidamente me doy la vuelta y me tiro al piso. El golpe con el suelo me deja sin aire, pero evita que el golpe del monitor me golpee de lleno en la espalda. Mientras el monitor se recupera lo golpeo en la pierna haciéndolo tropezar. Al caer, tiene tiempo de golpearme la mano. Adolorida, me pongo en pie y mientras el monitor intenta recuperar el aire lo ataco, una y otra vez, hasta que su defensa cede y en menos de un segundo mi espada está en su cuello.
Me seco el sudor de la frente y le tiendo la mano para ayudarle a ponerse en pie. Camino fuera de la plataforma de entrenamiento y entrego la espada de prácticas al siguiente en la fila. Respiro agitada mientras camino hacia donde se encuentra Magnus.
-Bien hecho enana-escucho que me dice alguien al pasar junto a él en la fila. No necesito voltearme para saber su identidad.
Llego junto a Magnus justo a tiempo para ver como una de sus lanzas da cerca de la zona del pecho, donde se supone está el corazón del monigote.
-Buen trabajo hermanito-le digo alegre.
Él sonríe orgulloso.
-No es el corazón, pero seguro que eso mata a cualquiera-responde.
Le sonrío de vuelta conforme con sus progresos.
-Anda, vamos con los cuchillos-
Mientras caminamos por el centro de entrenamiento conversamos un poco.
-Math me ha dicho que evaluemos a los otros tributos y busquemos posibles alianzas-comento
-Solo tenemos a los del 12-dice encogiéndose de hombros- El chico no es gran cosa, pero la chica es...
-Letal-
-Sí...¿qué hay del chico del 2?, te vi hablando con él en las espadas-sugiere Magnus.
-No creo que eso sea una buena idea-respondo.
-Como digas, olvídate de todo eso y enséñame de cuchillos-dice deteniéndose frente al puesto de entrenamiento.
-Vale-cojo un cuchillo de la canasta y lo sopeso.-Prueba con este, trata de darle a la cabeza.
Magnus agarra el cuchillo y lo lanza con fuerza. El cuchillo roza la mejilla del muñeco y va a clavarse en la pared.
-Vaya-dice mi hermano decepcionado.
-Descuida-lo tranquilizo-Mejorarás.
"Tienes que hacerlo"
Oigo como a mi lado otro cuchillo golpea en la pared.
Me volteo para enocntrarme cara a cara con una chica más o menos de mi edad. En su rostro hay una sonrisa triste, mientras que su mirada está fija en Magnus.
A su lado hay un niño delgaducho con un cuchillo en la mano y una mirada curiosa, muy parecido a ella. 12 años. Yo y Magnus, no somos los únicos en esta situación. No soy la única dispuesta a hacer lo que sea para llevar a un niño a casa.
Oh mierda.
Y bueno, ese ha sido el capítulo 12. Y ahora si todavía me queda alguien por ahí a quien le importe, lo lamento, lo siento por no haber publicado y por desaparecer sin aviso. Tengo que ponerme al día con los blogs que sigo y retomar la historia. Espero que les guste como van las cosas, y sino pues para eso están los comentarios. Así que eso, he echado de menos publicar y espero que alguien hay echado de menos a mi historia.
Por lo demás les cuento que en Chile ya estamos de vacaciones *party crazy party* por tres meses enteritos así que es cosa de que me ponga las pilas y vaya escribiendo. Saludos navideños a todos y suerte ya sea que están en vacaciones, exámenes o lo que sea que hagan con su tiempo.
No os olvidéis de comentar :D
*El niñato en cuestión (vale que no se parece mucho a la chica, pero usad vuestra imaginación)
* La chica en cuestión.
*El avox (no se parece mucho a mi imagen mental, pero decidme si se queda o no se queda)